RESURRECCIÓN GAMBA
Mi nombre es Resurrección Gamba, hago parte de La Asociación Misioneros del Amor de Jesús y María desde el año 2012. En mi infancia viví en un pueblo, en ese entonces en mi familia y en el colegio me inculcaron principios religiosos, pero más adelante en la edad adulta, por cuestiones de trabajo y para formar un hogar, me trasladé a la ciudad de Bogotá donde cambiaron mis costumbres, me preocupaba por todo lo material y fui dejando a un lado las cosas de Dios.
Después de un tiempo, en mi familia se empezó a perder lo que se había seguido con tanto sacrificio y frecuentemente me enfermaba. Entonces comencé a buscar soluciones para mis hombres, como practicar yoga, acupuntura, bioenergética y magia blanca. Yo no comprendía por qué tanto sufrimiento.
Llegué a estar tan grave que me hicieron una cirugía y estuve muy mal, pero pensé que cuando me recuperara iría a Misa, y por la misericordia de Dios así fue. Encontré un buen sacerdote que en confesión me invitó a formar parte de esta comunidad, así que empecé a asistir a las catequesis ya la oración comunitaria y me entusiasmé en conocer la palabra de Dios, ya fuera escuchándola o leyéndola, pues contiene toda la sabiduría para vivir la vida en rectitud, ya que muchas veces uno peca por ignorancia, abre puestas al maligno y después se tienen que afrontar graves consecuencias, entonces solo se puede obrar como en la parábola del hijo prodigo: “Me levantaré e iré a mi padre y le diré: padre he pecado contra el cielo y contra ti”. Lucas 15, 18
En 2.018 me sobrevino un cáncer de seno muy agresivo y el médico me dijo que necesitaba una cirugía urgente y quimioterapia. Pero pensé en ese momento en los pasajes bíblicos en que Nuestro Señor Jesucristo curaba enfermos, limpiaba leprosos, sacaba espíritus inmundos y resucitaba muertos.
En la misa se dice “Señor: No soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”. Al ciego le recobra la vista y le dice “tu fe te ha sanado”. Lucas 18, 42
Confiada en esta enseñanza, salí del consultorio y me dirigí a una iglesia cercana, oré ante el Santísimo y encomendé mi vida en manos de mi Jesús Sacramentado, pidiéndole que se hiciera su Santa Voluntad. Luego le comenté mi caso al director de la Asociación, don Luis Fernando Gómez Suarez y me dijo que hiciera mucha oración y tuviera mucha fe y con la oración comunitaria para la gloria de Dios estoy sana sin cirugía ni quimioterapias.
Por misericordia de Dios, mi proceso de sanación ha sido continuo, creyéndole a mi Padre celestial, poniendo mucha fe en Él, viviendo con devoción la Santa eucaristía, el rezo del rosario, la oración ante el santísimo y la oración comunitaria; he sentido el cambio de mi salud física y espiritual.
Ahora me acompaña la paz la y tranquilidad, pues él entendió que nuestros sufrimientos debemos ofrecerlos a Nuestro señor Jesucristo y no desesperarnos. La palabra de Dios dice: “cargan con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encuentran descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana”. Mateo 11, 29-30
Doy gracias a Dios y la Santísima Virgen por todos los dones que ha dado a la Asociación, por todas las bendiciones que he recibido tanto para mí como para mi familia y por los conocimientos que he recibido, para saber cómo vivir en la Divina Voluntad.
Gracias y que Dios los bendiga.